- Un punto de vista- MESSI Y EL FÚTBOL, MOURINHO Y LOS LLOROS

 ¡Barrilete Cósmico! Ese es el titular de la web del diario argentino Olé tras el final del partido. Y es que en el minuto 87 de la ida de las semifinales de la Champions, Estadio Santiago Bernabéu ¡fíjense qué escenario! agarra la pelota Messi en el círculo central, tira una pared con Busquets y desde ahí hasta el arco. Con el balón cosido al pie, gambeteando rivales (así lo hacen los argentinos), imparable como en su día lo fue El Diego.
 

Un día dijo Larry Bird que Dios se había disfrazado de jugador de baloncesto, se refería a Michael Jordan. Pues bien, a Dios también le debe gustar el fútbol. A nadie le quedó ninguna duda que era Él quien jugaba con el “diez” de la albiceleste a la espalda, y de unos años a esta parte, se pasea por los campos con el mismo número, pero esta vez sobre la zamarra azulgrana.

Mientras en la tierra de Messi  y en el resto del mundo futbolero (véase La Gazzetta dello Sport o L´Equipe) se congratulan desde la distancia de esta presencia divina en los terrenos de juego, aquí en España, funcionamos al ritmo de Mourinho.

A Mou le da asco el mundo del fútbol, ese que le paga diez millones de euros anuales y ese en el que se desenvuelve un artista como Leo Messi. Le daría vergüenza ganar la Champions como la ganó el equipo que mejor ha jugado al fútbol desde que tengo uso de razón, sin embargo no se pone rojo por salir con un planteamiento ultradefensivo  en su Estadio (¿qué pensará Florentino desde su galaxia y sus valores universales…?). Por lo tanto considera que es innecesario acudir a Barcelona porque, a pesar de su plantilla millonaria y sobre todo, muy a pesar de la historia del Real Madrid, da por perdida la eliminatoria. Total, el puto amo. 

Y todo esto porque dentro de un partido, mejor dicho serie de partidos, disputados en el límite entre la agresividad y la violencia, Pepe, precedido por su fama, suelta una plancha temeraria que según en la foto de qué periódico me parece roja o amarilla. Hasta ahí 62 minutos de racaneo del Real Madrid, pero al parecer después venía el desenfreno ofensivo. Habrá que creérselo.

Por lo tanto se acabó el fútbol, poco importa la disposición táctica del Real Madrid, mucho más conservadora que en la final de Copa, esperando en medio campo sin ningún propósito de llegar a la portería contraria, únicamente concentrados en mantener la puerta a cero. El propio Cristiano ha declarado que no le gusta jugar así. Tampoco se valoran las dudas del Barcelona, que ya no tiene la fluidez de antaño, ni la misma profundidad y decisión a la hora de buscar la portería contraria. Solo hablamos de  lo que Mourinho quiere. Por cierto, sobre la roja que le perdonan a Marcelo no tuvo tiempo de hablar, quizá porque le dedicó demasiado tiempo  a desvariar sobre una conspiración pro Barcelonista, dedicada a facilitar Champions al Barça.

El madridismo puede tragarse esta milonga y aferrarse a la teoría de la conspiración para anestesiar la derrota, pero si a alguien hace daño al Real Madrid, ese es Mourinho. El Bernabéu está dormido, debería abrir los ojos y contrastar la grandeza histórica de su club con el lloriqueo recientemente instaurado. Una cosa es quejarse del árbitro, otra muy distinta perder los papeles. Nada que ver con el madridismo, eso que se lo explique DON ALFREDO DI STEFANO.  

Al barcelonismo le resbala, al fin y al cabo, ellos tienen a Messi.

Fdo: COLLINA