miércoles, 13 de abril de 2011

PARA NO PERDER LA COSTUMBRE

Reuters
Al Chelsea de Abramóvich, en el ocaso de un ciclo, se le escapa de nuevo la oportunidad de lograr la Copa de Europa. El Manchester acaricia su tercera final en cuatro años. Torres sigue sin marcar. Giggs agiganta su leyenda, ahora como mediocentro.


Vale que este Chelsea esté muy lejos de su mejor nivel, que la plantilla esté envejecida, que los últimos fichajes no hayan aportado lo esperado (Torres, en concreto) y que la gestión de los recursos de Ancelotti deje mucho que desear. Pero a pesar de todo esto, no se puede negar que la mala suerte ha influido, una vez más, en la eliminación de los blues en cuartos de Champions. 
 
En los dos encuentros de Champions, especialmente en el primero, el Chelsea ha sido superior al Manchester  United. Sin alardes, pero superior.  Atendiendo a los datos, en el encuentro de  ida, 0-1 para los de Ferguson,  el Chelsea realizó un total de once disparos, cinco de ellos entre los tres palos, por seis disparos realizados por el United, tres de ellos a portería. En la misma línea se ha desarrollado el partido de vuelta, catorce disparos del Chelsea por seis del Manchester. Resultado: 2-1 para los diablos rojos. Nada especialmente llamativo (no se puede exagerar la superioridad en el juego del equipo de Stamford Bridge), sino fuera porque ha sido una constante en la era AbramóvichChelsea en Europa, siendo superior en la eliminatoria. la eliminación del
La conclusión, más allá de los simples datos estadísticos, es una victoria más del United cimentada en su pegada y una derrota más del Chelsea motivada por su habitual dosis de mala suerte en competición europea. En cualquier caso, sería demasiado simple como única causa de la eliminación a la mala fortuna.

Reuters
 Quizá Carlo Ancelotti debería haber reflexionado si Torres era el jugador indicado para jugar a pegar “gorrazos” desde la defensa, más aún teniendo a Drogba en el banquillo, consumado experto en crear una segunda jugada a partir de un balonazo sin aparente peligro. A lo mejor el amigo Carlo debería haberse pensado dos veces retirar a Anelka, que hasta el momento de la sustitución era el único capaz de armar ataques desde los tres cuartos de cancha. O, por qué no, es posible que Torres se debiera haber dado cuenta que 65 millones de euros se pagan para decidir partidos como el de ayer, o incluso mejor que caer en la cuenta, podría haber hecho un gol sino es mucho pedir.

 La trayectoria del conjunto londinense en la Copa de Europa solo es comparable con el Barcelona. Cuatro semifinales y un subcampeonato avalan a una plantilla construida en torno a tres pilares: John Terry, Frank Lampard y Didier Drogba.  Sin embargo, el ciclo llega a su ocaso y el sueño de Abramóvich es ya una pesadilla, la obsesión de la Champions es una frustración de jugadores dueño y afición. Son  contadas las ocasiones en las que un equipo ha sido superior al Chelsea en Europa, pero lo cierto es que por un resbalón propio, una genialidad del contrario, un arbitraje “extraño” u otras causas fatales… “la orejona” está maldita para los del barrio pijo de Londres.

Mientras tanto, en la otra cara de la moneda, un equipo que sin ser brillante es armónico; no es devastador, pero si eficaz; no cuenta con estrellas rutilante (salvo Rooney), sí con excelentes jugadores y, por qué no decirlo, con suerte, la verdad es que suele tener bastante suerte. 
 
Así, sin tener nada que ver con el vendaval de hace tres años, el Manchester es, por encima de todo, un conjunto. Con Rooney como único crack mediático, cada jugador interpreta a la perfección su papel, a lo que se suma una inquebrantable fe en sí mismos junto con el espíritu de lucha que se supone a todo futbolista que porte la camiseta de los “Red Devils”. 

The Guardian
Al genial Rooney hay que añadir la explosividad de Nani, el instinto asesino de Chicharito Hernández (¿a qué recuerdan otro asesino con cara de niño por Old Trafford?) y como colofón, Ferguson ha encontrado solución sobresaliente para el puesto de organizador.  Un chavalín zurdo que está empezando ahora, un tal Ryan Giggs, no sé si les suena. Si han visto la eliminatoria, habrán presenciado, por cortesía del “joven” Giggs, un ejemplo magistral de cómo interpretar acertadamente cada momento del partido, combinado con una exhibición de técnica con su pierna izquierda.
Puede ser que el fútbol haya sido injusto con el Chelsea, también es posible que el fútbol le deba un último homenaje al gran Ryan Giggs.




Javier

2 comentarios:

  1. El Chelsea no juega a nada, quien mueve la pelota? essien?ramires? lampard? .... asi no se puede!

    GRANDE PARK JI-SUNG

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  2. Está para fin de ciclo y es algo evidente.

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